La conservación de bosques, como una rama de la ingeniería forestal, debe establecer el estado del bosque al menos en dos escalas. La primera, más conocida y evidente, es la condición a pequeña escala de cada uno de los conjuntos de fragmentos. Su cobertura, sus especies, los procesos de autoperpetuación como ecosistema. Una segunda, poco conocida, pero igual de importante, es el estado de conservación del conjunto, o escala del paisaje. Los bosques fragmentados, o con superficies irregulares, tienen una degradación de su estado, debido a que pierden su homeostasis.
Así, cuando el objetivo es mejorar la conservación del bosque, el análisis y propuestas deben ser una combinación de acciones que mejoren ambos aspectos.
En FOREDOR hemos fundado el concepto de “paisaje de referencia” que permite establecer una planificación progresiva de la conservación de bosques, basándose en una métrica de los beneficios y los costos, es decir, una ingeniería de la conservación.